jueves, 16 de julio de 2009

Kashyyyk

Me recosté sobre la arena de la playa. Mi maestro me había dicho que Kaleen iría a buscarme. Ya podía estar tranquila, habían destruido la antena y no habían enviado ninguna señal a los Venators que estaban en órbita. La explosión de la antena había sido la señal para comenzar el ataque.
Kaleen había llevado a los troopers a la playa pero los wookies no parecían necesitar ayuda y obviamente tomaron a nuestros Arc como el enemigo. Después de todo estaban peleando contra clones del Nuevo Imperio. Por suerte no los lastimaron y Kaleen logró sacarlos de allí a tiempo.
Mi maestro había ido en su nueva moto y me había llevado con él, suponíamos que allí se encontraba el wookie que buscábamos, el compañero de Gormark, Ishikan.
Me contacté con ellos abriendo comunicación con una de las naves y pregunté por él. No obtuve respuesta, luego supe por qué, había mencionado el nombre equivocado. Ishikan era perseguido por su propia gente.
El maestro y Asoka fueron a averiguar sobre el asunto.
Mientras yo aproveché para descansar en la playa hasta que llegara Kaleen. El planeta era muy diferente a otros en los que habíamos estado, los enormes árboles ofrecían de refugio a los wookies que habitaban en sus diferentes niveles, en plataformas enormes que habían fabricado entre los gigantescos troncos. Respiré profundamente ese aire puro. Al menos estar en esa misión iba a servirme para conocer muchos planetas. Me quedé pensando en lo que había estado hablando con Lo en la nave antes de llegar allí.

“Esos droides starfighter son hermosos, ojalá algún día pudiera apropiarme de uno, no, creo que prefiero construir uno yo misma. Era lógico, no podía convertir mi caza en un artefacto similar, eran dos cosas diferentes. El caza lo conducía un piloto, al droide lo manejaban desde una computadora central. Pero ambos tenían un problema, en el primer caso el piloto podía morir, en el segundo solo se perdería dinero y no una vida, era muy conveniente. Pero el segundo caso tenía otro problema ¿qué pasaría si alguien con un poder como el mío tomara el control de esa computadora central? Un ejército de droides starfighter… Bueno, soñar es gratis.”

Lo que más me sorprendió de lo que me dijo Lo era que los que construían ese tipo de tecnología tenían una religión propia basada en construir droides, me hubiera gustado pertenecer a ella.

“Pero toda religión puede llevar a una persona más poderosa a dominar a los que creen en ella… Eso no está tan bueno…Me pregunto además por qué de repente a Lo empezaron a interesarle tanto las máquinas…”

El sonido de las motos acercándose me trajo de nuevo a la realidad, era Kaleen que venía por mí. Subí con él y le pedí que me llevara a la nave. La situación no era la mejor y teníamos que estar listos por si acaso. Habíamos logrado ocultar la nave entre los árboles y la habíamos sujetado muy bien con unas lianas, pero fue demasiado. Cuando llegué no podía desarmar los nudos y para colmo las lianas eran irrompibles, ni con el sable de luz era posible cortarlas. Solo dos personas sabían como desatarlos: Twigol, que no estaba, y Gormark que había acompañado a Asoka a hablar con el líder de su gente. Me senté de piernas cruzadas cerca de un nudo, con paciencia intenté desatarlo pero era una tarea imposible.

“Los chicos se fueron, seguramente Asoka se va a enfadar con ellos por haberlo hecho. Le dije que los dejara ir a todos pero no me escuchó, era obvio que iban a escaparse, no era fácil quedarse esperando en la nave, pero alguien tenía que hacerlo.”

En eso volvió Twigol e intentó explicarme como desatar los nudos, no le entendía lo que me quería decir, evidentemente los nudos no son lo mío. Volvió a explicarme una y otra vez, lo volví loco, hasta que por fin comprendí. Los nudos estaban tensos y era imposible desatarlos así, pero si eliminábamos esa tensión el problema estaba solucionado.

“Podrías haberme dicho que levantara la nave” le dije a Twigol, pero también era cierto que así no hubiera aprendido nada.
Le avisé al maestro que ya tenía lista la nave por si acaso. Me dijo que habían encontrado a Ishikan, en el medio de otra batalla entre wookies y una raza de reptiles. Me pregunté si ellos también venían con los Venators.
Moví la nave hasta ellos para ayudarlos. Tomé el control de una de las naves de los reptiles y les disparé con sus propias armas, pero en un momento dejaron de obedecerme, creo que eso fue después de que avisé que cortaría el oxígeno que llegaba a la cabina. Hubo una explosión y perdí el contacto, había sentido que también explotaba mi cerebro.

“Auch! Eso dolió!”

El causante había sido Ishikan, que se escapó de la nave en el último segundo haciéndola estallar en pedazos. Cuando cayó a tierra uno de los wookies se enfrentó a él, tenía una cicatriz en el rostro, la marca fehaciente de la locura de Ishikan, según habían dicho sus propios compañeros.
Ambos lucharon en una batalla a muerte pero el vencedor fue Ishikan. Asoka le pidió a su contrincante que dijera la verdad, no le cerraba en lo más mínimo la historia que le habían contado. Según Gormark Ishikan no era culpable, jamás hubiera usado las garras para herir así a uno de los suyos.
El maestro Escipión estuvo de acuerdo con él, pero como el wookie no parecía querer decir la verdad lo obligó. Ishikan resultó ser inocente. Era verdad que había estado borracho y que había peleado con él, pero la marca de la garra en el rostro se la había hecho él mismo para inculparlo.
Ahora debíamos esperar el juicio, todos fueron hasta el pueblo de los wookies y notaron que habían caído en una trampa, la batalla en esa playa solo había sido un cebo. El pueblo había sufrido un ataque, por supuesto las mujeres wookie, que eran las que habían permanecido en sus casas, se habían defendido y no habían sufrido demasiadas bajas.

“Bueno, si hay que esperar veamos que tipo de tecnología usan nuestros nuevos amigos”

martes, 7 de julio de 2009

Pasado y presente (Faith)

Cuando la nave despegó del que había sido mi planeta me quedé mirando desde la cabina, hasta que desapareció. Atrás quedaba mi vida como la conocía hasta entonces. Estábamos en la nave que nos llevaría a otro planeta, uno desconocido para mí, muy lejos. El espacio era negro, lleno de estrellas, jamás había visto el cielo negro, para mí el cielo siempre había sido azul.
-Pensé que el cielo era azul…
-Tienes muchas cosas que aprender niña. El cielo es azul solo porque hay un sol cuyos rayos se reflejan en la atmósfera y le dan ese color.
-¿Atmósfera?
En ese momento la nave se sacudió. Mi maestro miró los controles, no parecía haber nada extraño en el radar. Su semblante parecía preocupado. Vi que cerró los ojos y se concentró. Había algo que no estaba bien… pero creo que él aún no sabía lo que era.
-¿Qué sucede maestro?
Él no me respondió y yo me dirigí hacia los controles de la nave. Cuando toqué el panel del control de mando sentí algo que hasta el momento no había sentido nunca, creo que pude distinguir toda la estructura de la nave, la vi como si fuera un mapa de luz, todos los circuitos, los cables, toda su composición… pero había un sector que no brillaba. Entonces me imaginé ese sector iluminado, como el resto de la nave, y las sacudidas cesaron de repente.

-Faith, no debes hacer eso nunca más.
-¿Por qué maestro?
-Porque ese poder está prohibido por la Orden.

Tenía siete años, y no volví a utilizar ese poder hasta pasado mucho tiempo.
Mi maestro me explicó por primera vez lo que era la Fuerza, después de ese incidente.

Estábamos entrenando en Coruscant, confieso que al principio lo odié. Había vivido en un planeta lleno de vegetación, la tecnología allí era inexistente, y pasar a vivir en un lugar donde no había un árbol me ponía muy mal. Mi maestro lo sabía, y por eso me tuvo mucha paciencia al principio. Con el correr de los días me fui acostumbrando, supongo que al principio le tenía algo de miedo a las máquinas, que irónico, no pasó mucho tiempo hasta que empecé a amarlas.
Los primeros meses fueron difíciles, extrañaba mucho a mis padres y aunque mi maestro era amable conmigo eso no me alcanzaba. Llegó un día en que me resigné. Mi maestro me había dicho que la Fuerza nos guiaba por caminos que nosotros mismos no entendíamos, pero que si así era su voluntad poco podíamos hacer por contradecirla. Quizás ese era mi destino.
Recuerdo que lo primero que reparé fue la computadora del maestro. Tenía una pequeña computadora portátil que llevaba siempre con él y que a pesar de desentonar con la tecnología del momento era útil todavía.
Mi maestro estaba muy enfadado, tenía que enviar un mensaje que parecía importante y la máquina no le obedecía.
-¿Puedo verla maestro?- le pregunté.
Él me la entregó y esperó pacientemente. Enseguida pude dar con el problema, fue fácil, solo tuve que ajustar unos archivos del sistema y la computadora volvió a funcionar correctamente. No fue como aquella vez, no utilicé la Fuerza para hacerlo.
-Listo, ya funciona.
Mi maestro me miró sorprendido.
-Los niños siempre tienen más afinidad con estas cosas…- me sonrió. Su rostro lleno de arrugas y su barba blanca me hacían recordar a la historia que me contaban mis padres sobre Santa Claus, un anciano que se colaba por las chimeneas el día de navidad y entregaba regalos a los niños buenos.

Me costaba horrores relacionarme con otras personas que no fueran mi maestro, se lo atribuyo a que desde pequeña solamente había conocido a mis padres, vivíamos muy lejos de las otras cabañas y no tenía amigos. Siempre me fue muy difícil hablar con otros niños, y creo que mi forma de ser los alejaba. Así fue como comencé a relacionarme con los droides.
-Hola maestro. Hola R2- mi maestro tenía un droide que usaba para pilotear su caza. Aunque nunca me hubiera imaginado a mi maestro piloteando, sabía que no salía sin su R2 en sus misiones. El droide me saludó y yo lo entendí, aún no sabía cómo pero entendía básicamente lo que quería decirme.
-Faith, ¿haz hecho las tareas que te encomendé?
-Sí, maestro.
Jamás lo desobedecí, así como jamás había desobedecido a mis padres.
-Tengo un regalo para ti- me dijo.
-¿Hoy es navidad?- le pregunté.
-¿Navidad? ¿Qué es eso?
-Es una festividad en mi planeta.
-Tu planeta es muy extraño.
Corrió su capa y vi que junto a su sable de luz traía otro.
-Esto es para ti, a partir de hoy comenzaremos a practicar con el sable- dijo y me lo entregó.
Ese día estuvo explicándome las formas básicas, admito que al principio no le entendí mucho, pero me fascinó el sable desde que me lo entregó.
-Algún día deberás confeccionar tu propio sable.
-¿Cómo se construye un sable maestro?
-El sable es tu alma, solo eso debes saber por el momento.

El “Cuando seas mayor” y el “Solo eso debes saber por el momento” eran sus frases favoritas, pero no las mías. Fue mi maestro durante cinco años, tenía doce cuando él murió. Me había dicho que no debía temer a la muerte, porque después de un tiempo todos pasábamos a ser uno con la Fuerza, era parte del ciclo de la vida. Lo extrañé mucho, él había sido como el abuelo que nunca tuve, y mi maestro, que me enseñó todo lo que sabía.
Luego de eso me llevaron a una academia, fue donde conocí a los padawan con los que estuve hasta formar parte de la tripulación de Maetel. A veces entrenaba con ellos, pero la mayoría de las veces entrenaba sola. Ellos eran un grupo bastante unido, pero yo no lograba integrarme, quizás porque estaba demasiado acostumbrada a estar entrenando sola con mi maestro.

Pero lo realmente importante, lo aprendí con el maestro Escipión. Él jamás me dijo que no usara mis poderes, además ya no había Orden para prohibirnos nada, aunque él no estaba de acuerdo con muchas cosas de las que opinaba la Orden. Tecnosincronización, ese era el nombre de mi poder y en la nave comencé a experimentar con él. No tenía problemas en dominarlo, y me encantaba usarlo. A Asoka no le gustaba mucho, creo que tenía miedo de que pudiera hacer explotar la nave o algo así, eso me causaba risa. Yo sabía que eso no podía pasar, era consciente de mi poder y lo sabía usar bien. Supe por qué ese poder estaba prohibido, porque era un poder que usaban los sith. Pero mi maestro decía que eso no tenía nada que ver, que el lado oscuro era algo que todos teníamos que conocer, porque era la forma de no caer en él, y yo estaba de acuerdo. De hecho estaba de acuerdo con muchas de las cosas que decía. Muchas veces había que realizar acciones que nos acercaban al lado oscuro, pero si eso era para un bien mayor, para proteger a nuestros amigos, eso estaba bien. Había veces en que no había opción, o que cualquier opción llevaba al lado oscuro, eso lo aprendí con Hope. El día en la cueva del sith, cualquier opción me hubiera llevado a enfrentarme a él.

Escipión fue el que me ayudó a confeccionar mi sable de luz, y me dio un cristal de su propio sable para hacerlo. Él fue el que me mostró que había algo más que el lado luminoso de la Fuerza, el lado que no había que temer sino conocer. Él me enseñó que había veces en las que había que desobedecer, que había situaciones en las que tenía que decidir por mí misma, utilizar mi propio criterio, tanto que un día me dijo “Hace lo que quieras” y para mí eso era más valioso que cualquier otra cosa porque significaba que él confiaba en mí. Él me ayudó a dominar estas visiones que tengo, este poder arcano que hace milenios que nadie usaba. Él me nombró caballero jedi, luego de que superé la última prueba: desobedecerlo.

Gracias maestro, sé que soy muy joven, y quizás me equivoque muchas veces, pero aún así sé que voy a hacer todo para proteger a mis amigos, así como lo hizo Kaleen, que arriesgó su propia vida para ayudarnos a todos. Gracias por su confianza, por hacerme saber que siempre va a estar ahí para ayudarme cuando lo necesite y gracias por ese discurso, fue muy emotivo, no podría haber pedido más.

viernes, 3 de julio de 2009

Decisión

¿Cómo que el planeta no estaba donde debía estar? Eso no podía ser… Envié mis sentidos a través del espacio, el planeta estaba allí. Pero veíamos una imagen justo enfrente de nuestra ruta, un holograma o ilusión demasiado poderoso como para que lo hiciera cualquiera. Además nuestro piloto tenía la mente confundida y pedía ayuda a gritos. El maestro tuvo que sacarlo de los controles y tomar el mando de la nave.
-El planeta está donde debe estar, es una ilusión- les dije a todos. Un campo magnético muy poderoso nos rodeaba y provocaba esa imagen. Decidí que era hora de disiparlo y lo conseguí expandiendo la Fuerza a través de la nave y de allí hacia el exterior.
Entonces se presentó la siguiente pregunta, alguien necesitaba ayuda en Tatooine, alguien nos pedía desesperadamente que lo ayudemos, y era tan poderoso como para rodear nuestra nave con un campo magnético y hacernos ver algo que no era. ¿Iríamos a ver quién era, a adivinar quién era? ¿O seguiríamos nuestra ruta?
El maestro pidió una votación democrática y así fue, ganó la mayoría, tendríamos que bajar. Ni el maestro Asoka, ni mi maestro, ni el wookie, ni yo estábamos de acuerdo, pero sí los demás.
Bajamos al planeta y mientras algunos iban a investigar, o esperar que nos contactaran, otros buscábamos algo con qué entretenernos. Yo encontré algo muy interesante, una nave enorme, en medio de un cementerio de chatarra. Le dije a R2 que buscara cosas útiles y mientras trepé la pila de escombros para tocar los restos de la nave. Enseguida tuve una visión. Estaba en medio del desierto, y veía venir una caravana, de repente el cielo se oscureció y una enorme nave cayó a pocos metros de mí. Era esa nave, el momento en que había caído del cielo. Ahora alrededor había toda una ciudad. Seguramente había sido hace mucho tiempo. Pero lo más importante de todo eso era que había logrado “volver” de la visión. Me había costado, y mucho, pero logré salir sin ayuda de mi maestro. Fue un gran avance para mí.
Dimos por fin con el ser que nos había contactado, estaba en una cueva, detrás de un enorme monstruo. No podíamos comunicarnos con él mediante palabras, pero se hacía entender, tenía la forma de un cerebro gigante y nos comunicó que le faltaba su “otra mitad” todos vimos algo distinto, yo vi una araña de metal. Nos condujo hasta un grupo de ladrones que supuestamente tenían lo que buscaba.
Sentí que estábamos perdiendo el tiempo, teníamos otras prioridades y ese ser nos había usado como quería, estaba tan enfadada y aburrida que cuando llegamos al vehículo de los ladrones tomé el control y lo hice dar vueltas y vueltas sin parar.
Al fin logramos encontrar el módulo mecánico que usaba nuestro nuevo amigo el cerebro para movilizarse. Pero lo peor fue que aún no quería que nos fuéramos. Nos mostró un lugar, una especie de refugio subterráneo debajo de la montaña, teníamos que ir allí, supuestamente había un foco del lado oscuro.
Otra vez a seguir perdiendo tiempo cuando nos esperaban en nuestra nave y ya habíamos tardado en esa misión mucho más de lo planeado y aún no habíamos siquiera llevado al wookie con su jefe para que pudiera rescatar a sus aliados del planeta de los ewoks. Creo que mi maestro se sentía igual, me parece que no iba a dejar que decidiéramos otra vez en forma democrática…
Entramos al lugar señalado por nuestro amigo y estaba lleno de droides, toqué la pared y sentí el tendido eléctrico para confeccionar un mapa del lugar. Mientras el maestro Asoka y Kaleen entraban por el frente, mi maestro y yo fuimos por el costado. Electrocuté a varios droides canalizando la fuerza a través del sistema eléctrico. Pero no terminaba allí la travesía, había que bajar. El lugar era un laberinto lleno de droides y allí no había cables, era todo de roca. Igualmente pude hacer algo que hacía bastante que quería probar, apoderarme de esos droides para nosotros. Realmente mi conexión con las máquinas era muy útil en ese momento. Me quedé con varios droides y los hice que disparen contra sus propios compañeros. Los reprogramé para que no se dispararan entre los que ya había tomado el control. Fue muy divertido. Creo que hasta mi maestro se sorprendió de mi nueva habilidad.
Pero la diversión no duró mucho, los droides comenzaron a herirnos, y al llegar frente a su líder supimos que era el hombre que había dejado escapar el maestro Asoka el día que rescatamos a los padawans de la nave. Algunos droidecas nos rodearon y él nos dijo que sería mejor que nos fuéramos de allí lo antes posible. El foco de lado oscuro que sentíamos era de un sith muy poderoso. Él nos daba la oportunidad de escapar sino queríamos morir al enfrentarlo.
La decisión fue huir. Pero antes de llegar a la puerta el maestro Asoka retrocedió. No podía dejar un foco del lado oscuro allí, ni en ningún otro sitio. Mi maestro me dijo que podía irme, no iba a hacerlo, los droides adentro se reagrupaban para buscarnos. Reprogramé el último droide y le di la orden de que condujera al resto hasta “los fugitivos” en la otra punta de la construcción. Al menos no nos enfrentaríamos a los droides y llegaríamos indemnes a luchar con ese sith tan poderoso como afirmaba su súbdito. Si todos ellos iban a morir allí yo también iba a hacerlo. Después de todo ellos eran mi familia ahora.

miércoles, 1 de julio de 2009

La educación de Asoka


Benaar Kush


Primeros entrenamientos con Depa: Filosofía de Chalacta; Ocultismo

Asoka, es importante que respetes tu nutrición, tus ejercicios físicos, tu entrenamiento básico. Pero también que estudies. Es importante que puedas decidir de forma inteligente, que estés capacitado para cuando la situación lo amerite. Recuerda: nosotros nos guiamos por un dogma que nos enlaza al Universo. Cada movimiento del cosmos, resuena con nosotros a través de la Fuerza. Y es necesidad nuestra que la Fuerza resuene con todos. ¿Por qué te digo todo esto, pequeño? Porque todo lo que no te pueda enseñar, serán cosas que te falten mañana, y aquello que no pueda enseñarte, tendrás que desarrollarlo por tu cuenta. Entonces, es importante que tu mente siempre este preparada para todo.
Palabras de Depa

Lo que más recuerdo de las clases con Depa fue el extenso tiempo que pasó enseñándome la cultura de mi pueblo. Con el tiempo descubrí que todos los estudiantes van a un Templo a aprender en conjunto hasta que los selecciona un maestro o caballero jedi que regula específicamente su educación. En mi caso, Depa se opuso a llevarme a un templo, dada su influencia en el Concilio Jedi, no tuvo problemas para lograrlo.
El entrenamiento con Depa hizo eje en varios principios: el desarrollo, la instrucción básica y la filosofía. No duró demasiado, es cierto, sólo fueron dos años casi, pero valió la pena cada momento. La filosofía de mi pueblo es harto complicada, con distintos mundos, obligaciones y concepciones. Los Adeptos creen que el Universo tiene una forma de funcionar y que las personas que moran en él deben moverse por los mismos principios. El dogma jedi habla de fluir a través de la Fuerza, así que varios puntos de contacto existen entre ambas doctrinas. Con Depa pasé mucho tiempo entrenando mi cuerpo, con variados ejercicios físicos aptos para desarrollar una buena masa muscular y una envidiable resistencia física y mental, además de una coordinación motriz del más alto grado. Y entrené por primera vez con un sable de luz.
A nivel mental, Depa fue un poco más oscura. Sus preceptos para desarrollar mi voluntad consistían en ilusiones, trucos mentales y distintas pruebas bastante difíciles, algunas medianamente crueles, para poder forjar una capacidad de resistencia mental a todo. Incluso a la tentación del Lado Oscuro. Fueron momentos difíciles estos, pero entendí que Depa lo hacía por mi bien, prefería que estuviera preparado para lo peor que tener un estudiante complaciente que esperara todo en bandeja.
Igualmente, lo que más recuerdo con ella eran las largas charlas de religión y mitología del cosmos. Ella sostenía que cada pueblo gráfica a la Fuerza mediante sus mitos y sus dioses, y que sólo la comunión con ellos es el principio del camino de la Fuerza. Y que no sólo debíamos aprender de sus mitos para lograr una mejor conexión con el Cosmos, sino que también debíamos que aprender de sus doctrinas místicas, incluso las más oscuras, para poder notar la influencia del Lado Oscuro o del Lado Luminoso en sus postulados. Toda esta parafernalia, Za'i se encargaría de llevarla a niveles aún mayores de comprensión. Ese era el eje que las había hecho grandes amigas.


Primeros entrenamientos con Za'i: Esoterismo, textos perdidos jedi; entendimiento de la Fuerza

Bueno, pequeño, esto no será sencillo. En Alpheridies tus ojos no te servirán para nada, así que deberás aprender a guiarte por la Fuerza. Por tu intuición. Por tus sentidos. Deberás cerrar los ojos para poder ver. Y empezar a dejar que la Fuerza te llevé. A fluir con ella. Los ojos son solo el primer paso. El no ver te permitirá realmente ver, entender que el camino es solo una ilusión de tu mente. Y que sólo existe la Fuerza, y debes lograr estar en armonía con ella, para poder leer sus designios. Una vez que logres trascender la ilusión del mundo, sobresalir entre la vida mundana, entender los designios de la Fuerza, realmente obtendrás tu lugar en el Universo.

Ya has aprendido a ver a través de la Fuerza. A sentir el flujo del Universo en todas las cosas. Cada paso que das en este camino, acarrea nuevas dificultades y responsabilidades. Empiezas a sentir la mente de los seres vivos, como ya puedes percibir su cuerpo físico. Luego, empezarás a sentir sus almas, como resuenan y se nutren de la Fuerza. Luego verás sus sombras, y por último sus verdaderas esencias, el ser primigenio que trasciende los distintos cuerpos adquiridos a lo largo de sus vidas. Esas son las construcciones puras de la Fuerza. Ese es el eje del Cosmos. Y ese es el objetivo del verdadero estudio de la Fuerza. No te fíes nunca de nada. Todo es una trampa. Solo mantén tu objetivo en trascender. Pero no lo vuelvas nunca una obsesión. Cada paso de tu vida es uno de los incontables que debes dar. Aprende de cada enseñanza. Cada una de las vidas que has vivido es parte de ese camino. Siempre guíate por la Luz. Es la Fuerza la que iluminó a los Miraluka en Alpheridies. Es la Fuerza la que ilumina todos los senderos que debemos recorrer.

El Lado Oscuro es necesario. ¿Por qué? Porque cada jedi debe entender que el sendero no es fácil. Y que el mundo es sombrío y difícil. Que la vida fluye con la Fuerza pero es la Oscuridad la que busca disiparla. Nosotros somos garantes de la paz, de la justicia y de las buenas intenciones. ¿Te ríes? Claro. El mal es un elemento difícil de comprender, Asoka. El mal que ejecutan los seres vivos es grave, pero está representado por la moralidad de cada pueblo. Un asesino acaba con una vida: es malo sí, pero el Tiempo tiene más muertes. Pero mi buen estudiante, aquel que trasciende las reglas naturales es infinitamente más grave. Porque nuestra ética puede variar según las circunstancias, el Universo no. Y es por eso que es tan grave el lado oscuro. Porque su único fin es la desnaturalización de la Vida.

Palabras de Za’i

El deber que llamó a Depa me asignó a Za'i. Ella sí me llevo a un Templo común, pero era bastante poco el tiempo que compartía con los estudiantes. La mayoría del tiempo lo utilizábamos para entrenar. Za'i compartía los mismos postulados que Depa, lo cuál las había hecho amigas, del desarrollo físico, y también del desarrollo de la capacidad de pensar, de analizar, de tomar decisiones. Algo que citaba no era muy común en la Orden.
Pasé tiempo estudiando a su cultura, creo que no lo hizo para que aprendiera solamente de su pueblo, sino para poder apreciar cada raza en su magnitud, y no solamente en los detalles. Enseñaba que cada raza tiene miles de pequeños detalles, y que la única forma de comprender a cada raza es entendiendo cómo funcionan esos detalles. O al menos los que definen la personalidad común de la raza.
Pero no sólo eso: trabajamos mucho desde lo sensorial. Ver en Alpheridies era virtualmente imposible, el espectro lumínico de Aber (el sol), rojo intenso, prohibía el uso de la vista y utilizarla era desgastarla en exceso. Za'i decía que al perder su raza la vista, habían activado la Fuerza para compensar. Y que la ceguera, que realmente no era tal, les había permitido aprender la nula fiabilidad de los sentidos. Ella esgrimía que las personas solían confiar ciegamente en su vista y poco en su intuición, hecho que en mi corta experiencia con la vida pude apreciar que es así. Que los sentidos podían ser fácilmente engañados y que cada persona de la Galaxia, jedi o no, podía caer en trampas siempre y cuando sus sentidos les indicaran fiabilidad. Tomé estas enseñanzas como válidas, después de todo, mi cultura habla de un velo que tapa la realidad, y que nadie puede traspasarlo dado la condena que vivimos en el cuerpo material.
Toda esta terminología, que podrá parecer en extremo rara o de difícil comprensión, la adquirí mediante charlas de religión y ocultismo con mis maestras. Ambas creían fervientemente en los principios divinos y esotéricos de sus razas. Era bastante evidente que yo terminaría adquiriendo los mismos dogmas. En general, más allá de sus diferencias, la clave para entender esta conexión divina y trascendental es la Fuerza. Por eso largo tiempo con Za'i lo pasamos meditando, tratando de tocar y manejar y entender este elemento que es la Fuerza, que nos nuclea a todos, del que todos somos parte pero pocos pueden entender en su magnitud.
Al principio, me costó sobremanera seguirle el curso a las primeras clases de Za’i. Evidentemente sus ojos se habían perdido, pero su vista seguía clavada en las grandes evaluaciones de la existencia. Los primeros meses aprendí porque Depa la eligió a ella para ser mi maestra: su dedicación, buena predisposición, y la incontable capacidad de Za’i la catapultaban a un rango enorme. Ella nunca había trascendido en la Orden ni le interesaba. No solo el nombre no le importaba, sino que dudosamente le hubiera importado salir de su planeta. Pasábamos horas estudiando antiguos textos jedis en el Templo. Veía a los otros chicos entrenar largo y tendido, y pensaba cuándo me iba a tocar a mí. Yo quería mi sable de luz. Ella prefería que entrenara mi cuerpo pero que cultivara mi mente. Con el tiempo, empecé a entender el dogma de Za’i y mi propia filosofía natal, y contrario a mis primeras impresiones, congeniaban bastante. Fui preparando mi mente y empecé a llenarla con conocimiento muy antiguo: el Templo atesoraba volúmenes ancestrales que mi maestra afirmaba que en el gran archivo de Coruscant eran solo parte de bases de datos que nadie consultaba. Había miles de secretos, formas de entender como fluía la fuerza, el valor de los sables de luz, el viejo código antes de la reforma que le hizo Odan-Urr. Todo ese conocimiento, Za’i solo tomó lo básico y todo lo demás lo pasamos estudiando mitos, religiones, doctrinas. Según ella, la única forma de entender a la Fuerza era viendo como cada raza la entendía, como la enfocaba. Y de esa forma, con esos principios, guiar a cada uno de ellos por el sendero de la Luz.


Segundos entrenamientos con Za'i: Liberación de la Fuerza, comprensión del lado oscuro, estilo de Sable de Luz

Piensa, Asoka, piensa. Concibe la Fuerza en las formas que necesites. No te estanques solamente en poderes sencillos. Tu mente es poderosa. Tu conexión es fuerte. Relájate. Deja el hálito vital fluir a través de todos tus puntos. Inhala. Exhala. Concéntrate. Siente. Controla. Altera. Libera el flujo de la Fuerza en formas que nadie entiende, pero que tu sí. Piensa en cada mito y leyenda, como manifestaban sus dones. Ellos te enseñan. Derrota al Lado Oscuro con ellos.

El Lado Oscuro es poderoso. Nunca se deshace ni nunca debe hacerlo. Algún día deberás lidiar con él. Y tendrás que aprender a respetarlo, nunca a temerle. La Fuerza te da la luz para superarlo. Y eso debes hacer. Destrúyelo donde more. Pero entiende que nunca va a ceder, hasta que realmente todas las razas entiendan su posición en el Universo y asciendan. Contrario a lo que la mayoría de la Orden piensa, no podemos subestimar el Lado Oscuro: su rol no es beneficioso, no podemos controlarlo, y si en algún momento nos supera, no dudará en destruirnos, aunque lo necesitamos para poder saber cuál es nuestro camino. Debes vencer al Lado Oscuro, Asoka. Pero entender que su presencia es necesaria. Sin él, quedaríamos tan ciegos en nuestra propia fuerza que creeríamos haberlo vencido, y seríamos débiles cuando su presencia se haga notar.

Mi estilo es defensivo. Quizás desees aprender a manejar el sable de una forma más combativa, más impresionante. Si por mí fuera, ni gastaría tiempo enseñándote a utilizarlo. Pero el sable es el arma de un caballero jedi. La forma en la que canaliza la Fuerza. La forma en la que resuena su espíritu. Es su arma y una proyección de su alma. Eso lo respeto. Quizás es que mi entrenamiento haya sido muy corto con él y le haya tomado algún encono. Fíjate en las posiciones de las piernas, la forma en la que tomas el sable, la guarda. Todos quieren atacar, pero nadie sabe defender. Es tu rol, Asoka, defender a los demás. Tienes la fuerza para hacerlo.

Palabras de Za’i

Los años siguientes fueron de desarrollo y perfeccionamiento. Za’i depositaba enormes esperanzas en mí y no pensaba fallar. Entendí toda su doctrina, y notaba que la Fuerza respondía ante mí. Mis primeros trucos solían funcionar de forma perfecta, aunque claro, costaba.
Indudablemente tampoco faltaron los estudios con el sable de luz, si bien Za'i no era una dotada, su estilo me agradó inmediatamente, claramente defensivo, a favor de los códigos de no violencia que mi raza pregona. Hubo mucho tiempo para ello. Mi entrenamiento con los demás chicos en el arte del sable fue bueno, les costaba romper mi defensa. No atacaba mucho, pero era efectivo a la hora de llevarlos a la batalla que me convenía. A la larga, todos me querían en su equipo.
Agradezco siempre que mi maestra miraluka tenía una forma didáctica de dar clases, utilizando todo recurso que podía en pos de una mejor comprensión. A veces volvíamos horas con los mismos principios, con la única finalidad de captar cada detalle y alteración de la técnica, cada sensación del poder o bien cada trampa en el sutil control de la Fuerza. Otras veces prefería soltarme solo frente a los obstáculos, y me recordaba que la Fuerza fluía en mí, que no la encasillara, que tratara de innovar a la hora de entenderla e invocarla.
Entender el Lado Oscuro sí me llevó mucho trabajo. Al principio no entendía la dualidad que mi maestra postulaba, pero luego comprendí sus palabras: hablaba de su necesidad como elemento de cuidado, como amenaza para mantenernos en constante vigilancia, en constante perfeccionamiento de nuestra capacidad y en la necesidad de ir llevando la Fuerza a todos para que ellos también pudieran ir venciéndolo y no caer en sus redes.


Primer encuentro con Benaar Kush: Desarrollo de la amistad

Tras un entrenamiento exitoso
Gracias por elegirme, por una vez pude vencer.
Por nada, cuando quieras.
¿Eres Asoka, no? Soy Benaar Kush.
Lo sé, entrenamos siempre. Nunca te habías fijado mucho, dije, con una sonrisa.
Ella rió. Parece que nos íbamos a llevar bien.

Después de Za’i, Benaar es la persona más importante para mí en Alpheridies. Es una joven miraluka, hermosa, dulce, elegante. Pero muchos no la aprecian. Dicen que no es buena con la Fuerza, ni con el Sable, ni la mejor en sus estudios. Hasta la fecha que escribo esto, es una de las pocas padawan que todavía no tiene maestro asignado. Es como si nadie la quisiera. Pasamos largas horas hablando, yo la ayudo con su entrenamiento. Pero ella parece preferir estar conmigo en vez de practicar. No me importa. Disfruto su compañía. Lástima que por la doctrina de la Orden, debo apagar toda sensación que pueda tener por ella. No obstante, Za’i me explicó que no debía negar las emociones, el negarlas solo nos conduce a quererlas. Hay que saber disfrutarlas, pero no perder el control por ellas. Es bueno amar, llorar, reír en exceso. Siempre y cuando no nublen tu sendero. Que no se vuelvan obsesiones. Que no te funden debilidades. El verdadero jedi se controla, no anula.


Segundo encuentro con Benaar: Beso, juramento

¿Lo juras?
Si, Benaar. Juro convertirme en un gran maestro para venirte a buscar y tomarte como padawan. No dejare que nadie te falte el respeto. Solo los tontos no saben notar lo que tienen delante de su vista. Tú eres demasiado buena como para que nadie te tome. Aparte, disfruto mucho de tu compañía.
Benaar solo sonrió y me tomó el rostro con sus manos. Me besó, muy apasionadamente. Deje ese estúpido control de mis emociones y le devolví el sentimiento. Mi corazón latía a miles de revoluciones, pero lo iba aplacando pensando en la vuelta.

Alejarme de Benaar representó un duro golpe y una excelente enseñanza. Fue duro, sí, pero me permitió aprender a controlar mis sentimientos, y a juzgar el valor de ellos y la influencia que pueden tener sobre la razón. Realmente son difíciles de mesurar. Me pasó algo similar cuando me enteré del destino de Depa. Y tuve que utilizar todo lo que Za’i me había enseñado: hay que dejar fluir la emoción, pero entender que ella es parte de un camino, que cada paso tiene obstáculos y momentos difíciles de sortear, pero una vez logrado, son alicientes para llegar al objetivo.


Tercer entrenamiento con Za'i en Coruscant: Preparación para la partida, cuidado de Depa

Vieja amiga, has caído al Lado Oscuro, pero has mostrado que tu espíritu fue más fuerte que el dolor. No importa. Tu alma reverbera con la Fuerza. Nuestro estudiante llevará nuestro legado. Así será. Ya lo verás, el te honrará como realmente lo mereces.
Palabras de Za’i

Adiós maestra. Ojala pueda salir del coma. Tu maestro me ha cedido tu cristal. Quisiera ser digno de decir que fui tu padawan. Caíste combatiendo contra la Oscuridad, pero tu persona siempre iluminará mi camino.
Mis palabras

Vamos Asoka, tenemos mucho que hacer. Aquí forjarás tu sable de luz y aprenderás de la Orden Jedi. Verás como fluye la Fuerza en este lugar, pero también el temor y la vida de miles de seres. Coruscant es enorme, está más allá de nuestros sueños, pero también de nuestras pesadillas. Aquí te convertirás en caballero. Aprovechemos el tiempo en los archivos: hay mucha información para aprender. El espíritu de Depa nos acompaña.
Palabras de Za’i

La caída de Depa nos dolió a ambos. Yo pensaba mucho en Benaar y Za’i aprovechaba para enseñarme muchas cosas más. Coruscant y su gente me deslumbraba. El Templo y los maestros también. Seguí con mi deseo de no utilizar mi vista: la Fuerza era mi referencia. Y mi maestra aprobaba. Los últimos entrenamientos fueron excelentes, y conocí mucha gente. Estaba listo para las pruebas cuando surgió la oportunidad de viajar. Za’i no quería, temía que esta guerra que se había iniciado fuera demasiado para mí. Pero me dejo ir. Apenas nos despedimos, ambos en lágrimas (después de todo, éramos como madre e hijo, una relación que los Jedis parecen no reconocer la del padawan y su maestro), me pidió que empezara mi nuevo entrenamiento aplacando el dolor. No lo hice. La emoción debe fluir, pero no cegarnos.
Recordamos a coro el código que profesábamos:
Emoción, pero Paz
Ignorancia, pero Conocimiento
Pasión, pero Serenidad
Caos, pero Armonía
Muerte, pero la Fuerza.
No negábamos cada tema, lo aceptábamos y buscábamos respetarlo, superarlo o dejarlo fluir. La Fuerza nos nutre de ellos, y su existencia, como la del Lado Oscuro, es necesaria.
No puedo decir que no extrañe a mis maestras. Ellas fueron el eje de mi vida, aunque en estos últimos meses pude poner en marcha casi todas sus enseñanzas. Lo más interesante del caso es que las enseñanzas de ambas que más aprecio hoy son aquellas relativas al trato, a la forma de ser, a cómo encarar distintos asuntos, a entender el sendero elegido y al deber que uno tiene. Y no tanto los poderes o los manejos con el sable de luz ni la política de la Orden.


El último dogma - Escritos de Asoka

Todas las razas sentientes que existen en la Galaxia fluyen a través de la Fuerza, como toda vida y toda materia. Pero cada parte del Cosmos tiene una forma distinta de nutrirse con ella. Las razas sintientes que han demostrado inteligencia se manifiestan en varias ramas que los componen. Es una tendencia muy tradicional en muchas razas creer que el Universo se compone únicamente por el cuerpo físico. El cuerpo físico es la parte más fácil de percibir de los distintos mundos, pero no solamente la única. Entre los demás cuerpos, existen varios, que no todas las cosas poseen, ni todas las razas manifiestan. Existe un cuerpo de esencia, un cuerpo de mente, un cuerpo de Voluntad, uno del alma y uno del Espíritu. Y existe la sombra. Pasaré a explicar cada uno de ellos.

El cuerpo de esencia es el único común a todas las cosas. Es la base primigenia de la Fuerza en su punto más primal. Es una energía que reviste a todo: les da forma a las cosas, nos da el hálito vital a las personas, la capacidad de reproducirnos, la vida y la composición. El simple movimiento de los átomos se produce por la energía de esta esencia que es la Fuerza en su composición más básica.

El cuerpo físico es la materia. Nuestro organismo, las plantas, las piedras, todo lo material tiene un cuerpo físico. Existen ciertas construcciones insustanciales, pero eso es porque existen criaturas que se nutren de su esencia sin necesitar generar materia. La Fuerza fluye por nuestros cuerpos físicos a través de la respiración y de canales, que en mi doctrina son los siete puntos de importancia del cuerpo. Obviamente, en otras razas fluye de forma distinta, pero más o menos se pueden encontrar similitudes en todas ellas.

El cuerpo de la Mente es lo que conforman los pensamientos e ideas de las personas. Representa el costado más lógico y racional de nuestro ser. Es el costado diríamos más científico de cada uno de nosotros, el que nos permite interactuar con el mundo de forma racional.

El cuerpo de la Voluntad consiste principalmente en la manifestación de la Fuerza que nos lleva a realizar nuestras decisiones, a luchar por ellas, a no dejarnos imponer. Este cuerpo es muy particular, cuesta mucho trabajarlo. No pertenece al plano de las ideas porque funciona en un nivel distinto: nos da energía extra para desarrollar las cosas que queremos. Este cuerpo está en directa conexión con la esencia, ergo, con la Fuerza.

El cuerpo del Alma es básicamente nuestro ser ahora. Nuestras sensaciones, pensamientos, gustos, y deseos particulares. Este fluye constantemente con el cuerpo de la Mente, por eso razonamos pero le aporta los deseos y gustos propios. Representa nuestro costado más sensible, nuestros gustos, placeres, las cosas que nos agradan y como las recibimos.

El cuerpo del Alma y el de la Mente se funden en un plano de la Fuerza muy particular, denominado Astral en algunas culturas. Esto es así: Toda idea y pensamiento, sueño, deseo, imagen, existen en este plano Astral. Los jedis pueden acceder a este plano y ver los pensamientos, ideas, etc. de las demás personas. Cada persona vibra en una forma particular en la Fuerza, dentro de la forma de resonar que tiene su especie. Así, se puede apreciar, enlazándose a este plano, como funciona el pensamiento de los otros y los propios. Nos permite indagar sobre nuestro ser, y entender mejor a los demás. Y aquí es donde fluye la acción y la no-acción. Estos conceptos funcionan juntos. Cada vez que optamos por hacer algo, decidimos hacerlo. Ejecutamos una acción. Pero esta acción responde a un pensamiento nuestro. Ahora bien, existen acciones que no pensamos y ejecutamos igual, como respirar. No estamos todo el tiempo pensando en respirar. Muchas reacciones se producen en forma de no-acción. También, todo lo que pensemos pero no hagamos es una no-acción. Todos nuestros deseos, fantasías y pensamientos que no ejecutemos son no-acción. Y estos pensamientos fluyen en el plano de las ideas. Y nuestras no-acciones, principalmente aquellas que encarnen maldad, atraen a la sombra, al Lado Oscuro. Pero aquellos que puedan leer esas no-acciones, encontrarán vulnerabilidad en nosotros. Ahí radica el verdadero control del Jedi: en la dificultad para coordinar sus acciones con sus pensamientos y fluir como uno solo sin dejar llevarse por la no-acción. A eso se refieren los maestros cuando dicen: "Ser, fluir, existir".

El cuerpo del Espíritu es el más difícil de comprender, porque representa lo que somos realmente a lo largo de todas las vidas que hemos tenido. Este concepto no se puede apreciar sino se entiende que no vivimos una sola vida sino infinitas hasta lograr salir de este ciclo y ser realmente uno con la Fuerza. En general, la gran mayoría de los jedis que entienden este principio logran, al concluir su dharma o deber, ser unos con la Fuerza y salir de este ciclo. Así, existen en su Espíritu, el eje de su persona a lo largo de todas las vidas, no de una sola. Eso es el verdadero espíritu, lo que realmente fuimos, somos y seremos, más allá de lo que encarnemos.

Por último, existe la Sombra. Cada ser que posea todos sus cuerpos, o bien la mayoría, vibra de una forma particular en la Fuerza. En general, todos los seres vibran en un balance especial en la Fuerza. Este balance existe entre la Luz y las Sombras. La Oscuridad también es parte de todos, porque incluso las razas más pacíficas son capaces de hacer el mal. El Lado Oscuro es parte de la Fuerza, solo que representa un caos primigenio encargado de destruir. Sería fantástico que todos resonemos en la Fuerza de forma luminosa, pero para eso cada raza debe crecer hasta poder hacerlo. Piensa así: Cada ciclo de la vida concluye con la muerte. No hay muerte, está la Fuerza. Eso lo decimos los jedis para que no teman, para asumir que la Fuerza nos dará una nueva oportunidad. Y así es. Pero el Lado Oscuro representa el costado más violento y antinatural de la Fuerza, aquel que busca sembrar su terror en todos. Es la concepción opuesta de la Luz, no de la Fuerza, es una parte de ella. La Luz crea, ilumina senderos para llevar paz y justicia. La Oscuridad repta y oblitera. Viven en ciclos constantes de creación y muerte. Son opuestos, pero se necesitan. Es por eso que todos tenemos una sombra: es la prueba que nos debe mantener fuertes por nuestro sendero. Esa sombra nos tienta, busca llevarnos al Lado Oscuro. Sólo podrás entender el Lado Oscuro una vez que te conectes con tu sombra, pero si la dejas vencer, te habrás ido al otro camino.

Como verás, los jedis fluimos en todos estos planos, y el entender la Fuerza es lo que nos permite alterar cada uno de ellos. Así, podemos alterar pensamientos, mejorar nuestro cuerpo físico, intuir, sentir ideas ajenas, mover objetos, controlar el clima. Son manifestaciones de nuestra comprensión de la Fuerza. Existen miles de forma, incluso existen razas que utilizan las mismas formas pero desarrollan otros poderes, que muchos llaman hechicería. Y no sólo eso: el fluir por la Fuerza, nos permite también fluir en los distintos elementos que son parte de ella, como el Tiempo y el Espacio. Es por eso que los jedis tienen visiones y pueden proyectar sus sentidos a la distancia. Cada poder es solo una forma de utilizar la Fuerza para nuestro provecho.

(escribió Draften)