martes, 2 de junio de 2009

Carta de Faith a su maestro

Maestro,

Quizás esta no sea la manera, pero comprenda que me cuesta demasiado volver a esos días. No me gusta hablar de ello, pero quiero contárselo. No hablo de mi vida pasada, ni de mi propia historia, con nadie. Mi vida en cierto aspecto comienza aquí, en esta nave, pero también hubo un pasado, que por más que intente olvidar me es imposible.
Yo vivía en un planeta lejano, muy pequeño, del cual pocos saben su existencia, estaba cubierto por agua en casi un noventa por ciento, era muy hermoso, ahora no puedo más que recordarlo con el pesar de la soledad en la que quedé inmersa allí, hasta que me encontraron.
Vivía junto a mis padres en una cabaña junto al mar, mi padre era pescador y trabajaba en una gran empresa que distribuía nuestra principal fuente de ingreso, la pesca. Mi madre tenía un huerto y lo cuidaba siempre, jamás voy a olvidarme de su jardín, tenía muchas flores, de tantos colores diferentes. Ella no trabajaba se quedaba en casa para cuidarme y educarme. Fuimos una familia simple, pero que vivió feliz.
Mis padres murieron cuando tenía siete años de edad, aún lo recuerdo claramente, yo estaba jugando en la arena, a la orilla del mar, y cuando entré a la casa los encontré bajo las sábanas blancas, no había sangre. Tiempo después supe que esas heridas solo podían ser causadas por un arma, la que ahora yo estoy aprendiendo a usar. Solo tengo conjeturas, porque jamás pude comprender por qué los habían asesinado, solo supe que quizás había algo más que mis padres nunca me habían contado. Quizás no éramos solo una familia de campesinos como siempre creí.
Un día, el que se convirtió en mi primer maestro, golpeó la puerta de mi casa. Yo había estado viviendo sola allí, no tenía a nadie más. Con la ayuda del pueblo había logrado sobrevivir a pesar de mi corta edad. Él llegó un día y me dijo que había ido a buscarme, que era amigo de mi madre. Fue cuando comencé mi entrenamiento, mi maestro era muy anciano y murió cuando cumplí los doce años. Él me enseñó todo lo que sé sobre la Fuerza. Lo demás ya lo conoce, terminé con el grupo de niños que se convirtieron en sus alumnos.
Sé que los principios que nos inculcó el maestro Yoda, si bien son seguidos por muchos, también hay excepciones. Y me refiero a aquellos que aún siendo jedis, y compartiendo un mismo código, también pueden ser asesinos.
Maestro, sé que también hay jedis que no siguen el código al pie de la letra pero que lo hacen por razones que llevan a un bien mayor, para ayudar a los más débiles o para proteger aquello que realmente importa, como la vida y los valores que al menos yo considero primordiales: paz, justicia, libertad.
Quizás usted se pregunte porque le estoy contando esto a usted, y ahora. No lo sé, solo necesitaba que lo supiera. No sé si esto afectará o no mis estudios, pero trataré de que no influya.
No siento odio por el asesino de mis padres, después de todo no sé quien fue, tampoco me interesa saberlo, amé a mis padres y los extraño mucho, pero no quiero vengarme del que fue responsable de sus muertes, ya no tiene sentido, ya nadie me los va a devolver. Quizás le estoy contando todo esto porque no quiero convertirme en una persona como él, quiero utilizar todos los conocimientos que adquiera para hacer el bien, para ayudar a los que lo necesitan, para impedir que a otro niño vuelva a ocurrirle lo mismo que me ocurrió a mí. Sé que usted podrá ayudarme a hacerlo.

Faith.

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