jueves, 11 de junio de 2009

Una búsqueda infructuosa

No sé cuantos días fueron los que estuve encerrada mi cuarto. Pensé mucho, y si bien llegué a algunas conclusiones, no quería volver sobre ellas. Un día vino a buscarme mi maestro, me preguntó si podía entrar y lo dejé. Vio que no quería hablar y se quedó allí mirando mientras realizaba las formas con el sable. Le agradecí que no me hiciera preguntas.
Decidí que era el momento de salir para probar lo que no había podido hacía algunos días. Quería saber si podía extender “la presencia” de la nave a los cazas. Le pregunté a mi maestro y él solo me dijo “Vamos”.
Creo que no lo pensamos, ninguno de los dos, porque apenas salimos al exterior cortamos el viaje por el hiperespacio. Comprobé que “la presencia” de la nave llegaba al caza cuando estábamos adentro, pero no al estar afuera. Aún así empecé a vislumbrar otras hipótesis.
A lo lejos vi unos destellos de luz en forma de medialuna, parecía ser una batalla. Mi maestro también lo había visto y le pidió a Derné que nos acompañara a investigar. Fui detrás de ellos dos, mientras mi maestro iba como el ala de Derné. Llegamos y vimos una nave siendo atacada por varios cazas. Estaban en problemas y solicitaron nuestra ayuda. Parecía que eran piratas. Mi maestro me dijo que me quedara atrás y le obedecí, mientras Derné y él se acercaban más a los objetivos. El maestro Asoka estaba en el puente de nuestra nave visualizando la situación.
Una vez que comenzaron a derribar a los cazas y el maestro Asoka se nos unía desde lejos, mi maestro me permitió acercarme y comencé a probar mis hipótesis. Usé la Fuerza para tomar el control de uno de los cazas, intenté usarla para insertar un virus en su sistema, y lo hice chocar contra uno de los suyos. Perfecto, había funcionado. En otro de los caza ejecuté el mando para que eyectara al piloto de la nave. Eso era lo que hacía el maestro Asoka, pero de una forma bastante diferente, él solo apretaba el botón desde lejos. Aprendí que podía manejar los sistemas de mi nave con la fuerza, pero lo más importante, podía manejar los sistemas de otras naves desde allí.
“¿Maestro me puedo quedar con el caza?”
“Por supuesto” me respondió, así que me quedé con él. Lo manejé a distancia y lo subimos a nuestra nave. Ya habría tiempo para seguir experimentando sin necesidad de usar el caza del maestro Asoka.
Toda esa situación hizo que volviera a ser yo por un momento, estaba contenta otra vez. Me había olvidado por completo de todo lo demás.
Pudimos rescatar a seis personas de la nave atacada, un noble bastante rico y cinco de sus ayudantes. Resultó que este hombre podía darnos lo que tanto necesitábamos: recursos, y a cambio nos pidió que rescatáramos a su hija que estaba en manos de los Hutt. Esos piratas espaciales habían raptado a su hija y se la habían llevado para que se casara con el hijo de Foga, un Hutt muy influyente.
Todos estuvimos de acuerdo en que teníamos que separarnos, nuestra nave debía seguir rumbo hacia nuestro destino original Orogur, el planeta natal de mi maestro, mientras nosotros íbamos en otra nave a rescatar a la “princesa”. Obviamente la nave era parte del pago y nos la cedió el noble.
A la misión iríamos mi maestro, el maestro Asoka, Kaleen, los Arc, y yo. El maestro Asoka también pidió que fueran Hannabh, Kristal y Lohdar, su petición fue aceptada y los padawan se unieron a la nueva nave.
Usamos las coordenadas de salto del caza que me había llevado para saltar hacia el mismo lugar, pero cuando llegamos allí no había nada, solo un caza abandonado. Logramos recuperar su caja negra gracias al maestro Asoka y con la información uno de los Arc logró trazar las rutas hasta un planeta congelado.
Fue una semana de viaje, mucho más de lo que todos esperábamos, pero era la única pista que podíamos seguir.
En ese tiempo aproveché para leer mucho sobre historia. En realidad solo me interesaba por el momento saber lo que había pasado dos mil años atrás. Kaleen me ayudó bastante con eso, pero no encontré información sobre Hope, Clint o el sith. Tampoco encontré escrituras antiguas en los libros, pero sí me las acordaba de cuando había “vivido” el sueño, las dibujé y las escaneé para introducir todo en la computadora. Luego lo busqué a Kaleen que estaba con mi maestro.
“Kaleen, ¿sabés que significa esto?” y le mostré mi computadora.
“¿De dónde lo sacaste?”
“Estaba escrito en la cueva del sith”
Resultó que Kaleen ya tenía esos dibujos, los había escaneado de la misma cueva, pero le faltaban los colores para poder terminar de descifrarlo. Así que trabajamos entre los dos hasta que tuvimos todo el dibujo terminado. Era una especie de mapa de espirales rojos y azules que se unían unos con otros, dentro de los espirales parecía haber otros espirales más pequeños. Era un dibujo sin principio ni fin. Un ciclo.
Y en ese momento mi maestro me llamó “Hope” creo que era la segunda vez en el viaje, y perdí el conocimiento, otra vez. Tuve tres visiones.
La primera era de varios siths invadiendo Coruscant, un jedi combatía contra un Lord Sith con la piel muy blanca y el jedi era asesinado al final de mi visión.
La segunda era mucho más extraña, los caballeros jedis tenían armaduras arcaicas y volaban unas criaturas que no conocía. Frente a ellos vi la nave de un sith y había un duelo entre él y un caballero. Esta vez también volvía a ganar el sith, haciendo trampa.
La tercera, fue de un Sith que usaba un casco extraño, y que convencía a los Nogris de unirse a su causa, en la visión estaba Palpatine en el trono del Imperio.
Eran muchas las preguntas que surgían en mi mente cuando desperté ¿Por qué esas visiones me llegaban a mí? ¿Tenían que ver con Hope? ¿Cuándo el lado “luminoso” de la fuerza se hacía demasiado poderoso tenía que ser equilibrado por el lado “oscuro”?
“Perdoname” me dijo mi maestro, pero a mí no me molestaban esas visiones, si podían servir para algo. Le pregunté a Kaleen si podíamos intentar insertar en ese extraño mapa de espirales los sucesos históricos y las visiones que yo había tenido, él dijo que sí. Si todo era una sucesión de ciclos que se repetían, de alguna forma tenía que poder detenerse, a no ser que estuviéramos condenados a repetir el pasado una y otra vez.
Kaleen, Asoka y Darné lograron dar con un reducto Hutt donde supuestamente se hallaba Foga. El plan era simple, entrábamos, nos llevábamos a la princesa y salíamos de allí de inmediato. Asoka y Kaleen entrarían con los Arc mientras mi maestro entraba de incógnito con Kristal. Mi misión nuevamente fue permanecer en la nave, pero no iba a ser nula mi participación. Tomé el control de las cámaras y comencé a grabar una secuencia para poder transmitirla en cuanto el maestro Asoka y Kaleen llegaran al subsuelo y se armara el combate. Además les abrí las puertas hacia la estancia de Foga. No llegué a ver en las cámaras si la mujer era la que estábamos buscando pero todos parecían estar muy convencidos.
Cuando Asoka y Kaleen comenzaron con la misión fue todo un caos, la gente comenzó a salir espantada y mi maestro pudo rescatar a las tres mujeres que se encontraban engrilletadas a la pared. La misión fue perfecta, salvo por un detalle, ninguna de las mujeres era la que estábamos buscando.
Cuando llegaron a nuestra nave y se dieron cuenta no lo podían creer, estaban totalmente derrotados por la situación, habíamos perdido una semana y no la habíamos encontrado, pero Kaleen tenía razón, habíamos logrado rescatar tres esclavas.
“Ahora son libres” les dijo mi maestro y ellas lloraron.
Habían traído un vehículo que había pertenecido al ayudante del Hutt, en alguna nave tendría que haber descendido al planeta, busqué naves cerca y mientras todos discutían le dije a mi maestro:
“Si siguen perdiendo el tiempo se nos va a ir la nave”
Enseguida calculé su posición, estaba dentro de la base del Hutt. Fuimos hasta ahí y resultó que estaba tapada por los escombros de la explosión ocasionada por mi maestro, al arrojarle un detonador térmico a Foga mientras escapaba.
El maestro Asoka con mi ayuda logró recuperar la caja negra y el disco con la información de la nave. Así Kaleen y yo llegamos por fin a la única pista que podíamos seguir, un planeta, bastante lejano llamado Firrerre. Hacia allí nos dirigiríamos, el viaje iba a ser más largo de lo que habíamos pensado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario