martes, 2 de junio de 2009

Una prueba difícil

Cuando finalizó el ejercicio lo único que quería era encerrarme en mi cuarto a llorar, pero eso no fue posible, sabía que los maestros llamarían a una reunión para sacar conclusiones.
Estaba sumamente deprimida, había fracasado, tres padawans de mi grupo “habían muerto”, incluso yo misma, pero eso era lo menos importante. Ese ejercicio era un simulacro que intentaba demostrar qué pasaría si los clones entraban a nuestra nave y por lo tanto intentaban matarnos. La respuesta saltó a la vista, mi grupo perecería, y todo porque no fui lo suficientemente inteligente para liderarlo.
El keldor tenía razón, yo no había actuado correctamente, le dije que iba a esperar al maestro Asoka y los cubriría desde más atrás cuando mi grupo no estaba preparado para eso. Fue mi error, por más que Kaleen intentara defenderme. Le pedí disculpas a mi maestro y acepté mi equivocación ¿qué otra cosa podía hacer?
No supe coordinarme con ellos, no supe cómo actuar cuando nos alcanzaron “los clones y el sith”, me desconcentré y mi ataque fue patético. Sí, era una situación para aprender, para que no nos pasara lo mismo en un combate real, pero yo estaba destruida. Mi maestro me dijo una y otra vez que era solo un ejercicio, y yo lo sabía, pero eso no quitaba que me sintiera así.
Quizás debía dejar que Hope volviera, ella sí podría haber liderado al grupo y podría haberse enfrentado al maestro Asoka. Mi maestro quería que nos reuniéramos con él para poder solucionar mi problema con la meditación pero le dije que ese no era el momento, que no estaba en situación de intentarlo. Le había dicho que estaba lista, pero no ahora, mi mente estaba totalmente en desorden. Me dio permiso para retirarme y en ese momento escuchamos que Kaleen llamaba a una reunión, me dispuse a ir cuando mi maestro le dijo:
“Tendrá que disculpar a mi alumna”
Realmente le agradecí, si volvía a ir a una reunión ya no iba a poder contener las lágrimas. Me encerré en mi cuarto, tomé el sable de luz e intenté tranquilizarme. Creo que jamás me había costado tanto concentrarme.
Pensé en los padawan, ellos habían actuado y no me habían incluido en sus planes, era verdad, yo no era uno de ellos, a pesar de ser padawan. Tampoco era un caballero jedi aunque todos confiaban en mí para presenciar las reuniones, pero la verdad era que yo no me sentía parte ni de un grupo ni de otro, y eso hizo que me sintiera demasiado sola. Creo que fue la primera vez que entendí a Kaleen, quizás a él le pasaba lo mismo.
Le había fallado a mis compañeros, a mi maestro, a mi misma. Las lágrimas no paraban de correr y cuando lograba frenarlas otro pensamiento se interponía y volvía a llorar. No quería volver a salir de mi cuarto, no quería volver a entrenar, quizás no merecía ser un caballero jedi, no merecía la confianza de mi maestro, ni de nadie.
Sabía que no debía pensar así, que esos pensamientos no llevan por el buen camino ¿pero como se hace para no estar triste?
Mamá, papá ¿por qué tuvieron que morir? yo no estaría aquí de estar ustedes con vida. Quizás aún estaría en nuestro lejano planeta, viendo la playa, el mar y cómo se une con el cielo en el horizonte.Tomé mi sable de luz, no podía pensar así, tenía que volver a la realidad. Tenía que dejar de llorar, pero era demasiado difícil.

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