miércoles, 10 de junio de 2009

Asoka

36 BBY:
En las calles se puede encontrar un mosaico social muy llamativo. En ellas caminan las cuatro castas que rigen la vida de todos los ciudadanos del hermoso mundo de Chalacta. Por un lado, los sabios, ataviados con sus pobres vestiduras, en busca de una erudición e iluminación que les permita salir de los ciclos constantes y eternos. Por otro, los guerreros, custodian la ciudad y preparan la guerra cuando esta es necesaria. A su vez, la tercera clase, campesinos y artesanos, desfilan con sus alimentos y chucherías por los bazares y mercados de la ciudad. Todo esto regado con la cuarta clase, los siervos, cuyo destino los condena a esta posición.
El mundo de Chalacta, ubicado en el anillo medio, es un mundo verde, de un solo sol, con grandes océanos, mares, montañas e interminables selvas y planicies, pero su forma de vida quizás no tenga la belleza de su tierra.
La noticia en la ciudad capital de Jordir, hermoso bastión de la tecnología más moderna de la República combinado con el estilo arquitectónico propio del planeta, vegetación en abundancia y espiritualidad, es el nacimiento del nuevo Rey, cuyos rasgos lo llevan a un estatus parecido al de una divinidad: Ojos infinitamente azules, cabello dorado y piel blanca. Como en los mitos, este antiguo formato solo rememora a los semidioses de antaño.
La gente corretea entre las calles rumbo al Palacio Real, para poder ver con sus propios ojos a aquel que ha de regir sus destinos.

31 BBY
Cinco años han pasado y la joven jedi es ahora una maestra. Ha conseguido ya la segunda marca de Iluminación, que la reconoce como Adepta Chalactana del más alto rango. Ha venido a buscar al pequeño príncipe porque ha sentido la Fuerza en él. Y ha decidido que sea su padawan.
El pequeño ha demostrado ciertas dotes sensitivas, ha aprendido de su cultura e incluso ha obtenido a sus cinco años la marca menor de Iluminación. Esta marca es otorgada por los adeptos chalactanos, una orden místico-filosófica que instruye a sus estudiantes en la historia y esencia de su pueblo, y sus enseñanzas incluyen también el desarrollo de las capacidades mentales, con especial énfasis en la resistencia mental. Los adeptos creen que las leyes naturales que gobiernan el Universo también gobiernan las vidas de aquellos que viven en él. Su filosofía también incluye distintas doctrinas acerca del pensamiento y la acción, acerca del dharma (el deber) de cada individuo según su casta y también acerca del ciclo de vidas y reencarnaciones, siempre con el fin de ser uno con el Universo. Los adeptos respetan sobremanera a los jedis, ellos encarnan la unión de las cuatro castas en una sola: el jedi; y a su vez entienden la Fuerza, el principio de la energía y esencia universal que nutre todas las cosas.
Es debido a esto que la Orden Jedi se ha nutrido de adeptos chalactanos. Y es por esto por lo cual, mi maestra, Depa Billaba, pudo sacarme a mí de mi deber de Rey.

29 BBY
Depa ha sido una excelente maestra, pero el deber la ha obligado ha dejarme en manos de una maestra jedi amiga de ella. Su nombre es Za'i Shimari, y pertenece a la raza Miraluka. Son físicamente similares a nosotros (aunque me he enterado que nosotros tampoco somos considerados humanos, dado que nuestra cultura es tan distinta a de los mundos centrales), con la salvedad que por las condiciones de su planeta madre, no tienen necesidad de utilizar la vista, y poseen cuencas o vacías o bien con ojos blancos. Para no llamar tanto la atención, cubren sus "ojos" con velos.
Mi maestra es una mujer hermosa y noble, transmite serenidad con solo verla. Ojala pueda ser un digno estudiante.

22 BBY
Han pasado ya siete años de entrenamiento con Za'i. Debo decir que Alpheridies es un planeta hermoso, relativamente frío, por no decir bastante, en especial si lo comparo con Chalacta. Tiene grandes montañas y colinas, e importantes océanos. Forma parte de la región conocida como el Velo, dentro de la Región de Expansión. No hay demasiada tecnología en él ni tampoco grandes ciudades. Quizás el punto más destacado del planeta es el Centro Culu, una academia Jedi establecida después de la Gran Guerra Sith, en honor a Shoaneb Culu, una jedi miraluka caída en ese conflicto.
Ahí pasé siete años que debo ser honesto, se fueron volando. El entrenamiento de Za'i se basó principalmente en convertirme en un místico de la Fuerza, en aprender a sentir la Fuerza, el Universo y la vida. Me enseño de la nulidad de las distancias, de la esencia que regula a todos los seres, de la debilidad de confiar en nuestros sentidos, de fluir con la Fuerza. Siempre me decía que su sueño como jedi se estaba cumpliendo, que ella no había sido una gran caballero jedi pero que lo que deseaba era entrenar a alguien, y que yo había sido el mejor padawan que un maestro puede tener. Realmente creo que su vida fue enseñarme. Za'i con ese gesto me enseñó lo fuerte que es el dharma de cada individuo. Si entrenarme era su deber, su vida tuvo sentido.
Lamentablemente, no pudo nombrarme caballero jedi. Nos ordenaron volver a Coruscant. ¿El motivo? Mi maestra Depa había vuelto, en coma. Za'i y yo habíamos sentido durante el entrenamiento que algo le había sucedido, pero la distancia y la firme voluntad de Za'i de confiar en su amiga evitó que fuéramos al planeta Haruun Kal donde ella estaba llevando a cabo una misión. El maestro Windu, por ser Depa su padawan, por ser yo padawan de Depa y por ser Za'i su amiga, nos contó que Depa había sucumbido ante el lado oscuro. Entendí por primera vez la real dificultad de ser jedi, y porque Za'i había insistido tanto con sentir y tan poco con el sable de luz. Claramente era preferible poder entender la Fuerza como una entidad protectora que como una fuente de poder para cometer todo tipo de atrocidades. Y la importancia de preparar la mente y el espíritu para las dificultades, no tanto el cuerpo ni el arma. Windu también me regaló el cristal del sable de Depa; adujó que si bien Depa era su padawan, yo merecía recibirlo dado que era su alumno y el futuro de su enseñanza. Agradezco que no me haya regalado el sable completo, hubiera sido cargarme con su herencia y no con su legado.
En ese tiempo también conocí al maestro Kenobi, quien reemplazó a Depa en el Concilio Jedi. Me inspiró su confianza, carisma y serenidad. Parecía un ser humano, no como otros jedis que solamente mostraban una dedicación casi absoluta a su rol. Soñé con ser como Kenobi, pero más como su padawan, ya un caballero Jedi, Anakin. La única impresión que me dejo fue de extrema confianza en su capacidad, increíblemente carismático y ligeramente arrogante. Me trató como un niño pese a que no tenía muchos años menos que él, e incluso se refirió a que su padawan también se llamaba como yo. Conocí a su estudiante Togruta y solo nos quedó desearnos buena suerte.
Con el cristal de Depa y uno que Za'i me entregó, pude forjar mi sable de luz, que resuena con mi esencia y con la de mis dos mentoras.

22 BBY-19 BBY:
Con Za'i pasamos dos años estudiando y practicando en Coruscant y el Templo Jedi, si bien ella deseaba volver a Alpheridies, optamos por quedarnos en Coruscant para velar por Depa y por la confusa situación de las guerras clónicas. Mi maestra deseaba encarecidamente que no rindiera los exámenes para ser caballero jedi, no porque no confiara en mi capacidad, sino porque no quería exponerme a que me nombren en alguna batalla y que mi sentido común me hiciera juzgar mal. No obstante, ella me decía que yo estaba listo. En Coruscant pudimos estudiar los gigantescos archivos Jedi, aunque Za'i decía que mucha de la información no era realmente apreciada, y que los jedis vivían dependiendo más de su sable de luz que de su conexión a la Fuerza. Por eso practicamos más comunión con la Fuerza que otras cosas, y este entendimiento fue lo que me dio la habilidad que hoy poseo, y la ligereza para tratar de utilizar la Fuerza de la manera más adecuada.
Cuando las guerras llegaban a su fin, tras la muerte del Conde Dooku, el Concilio Jedi optó por enviar junto a la República varias naves para llevar el mensaje y unir mundos al gobierno de Coruscant. Fui asignado a una de ellas, al mando de la Maestra Jedi Mae'tel. Fue la despedida con Za'i, que ese mismo día partía para su planeta natal. Nos fundimos en un abrazo, pero no lloramos: ambos entendíamos que siempre íbamos a estar juntos, y ella incluso aceptó mi filosofía al reconocer que sí, que si estábamos juntos ahora es porque también estuvimos juntos en otras vidas, y que si bien en el futuro no íbamos a recordar nuestras etapas anteriores, íbamos a volver a unirnos, como amigos, pareja, familia o estudiantes.
Despedimos también a Depa rogando por su pronta recuperación.

Hoy:
He perdido las resonancias de ambas en la Fuerza. Depa estaba en Coruscant en coma en el momento de la catástrofe, así que espero lo peor. Za'i estaba en su planeta, pero la Orden 66 fue efectivamente la forma rápida para la erradicación de los jedis, así que asumo que la Academia de Alpheridies ha sido arrasada. Ahora mi dharma es custodiar a los padawans, enseñarles y acompañar los nuevos desafíos de la pequeña Orden Jedi que tenemos en la nave. Sé que debo volver a Alpheridies solo para salvar a muchos de los que fueron mis amigos, y ver qué es lo que ha sucedido con mi maestra. También debo volver a Chalacta, si bien los adeptos no son jedis, su filosofía pro jedi puede haber sido objeto de los blasters enemigos. También es mi deber como Rey. Tiempo al tiempo.

(escribió Draften)

1 comentario:

  1. Tengo que corregir pq me cita el Maestro Escipión que la nave partió antes de la muerte de Dooku, así que luego haré una corrección y algunas cosas más para entender más al Caballero de la Fuerza, Asoka :D

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